----->>>> Ya existe en maldición, republiar cambiando fecha
En las vacaciones asesiné teléfonos.
Teléfonos públicos, móviles, fijos. Incluso inalámbricos.
Cada vez que sonaba un teléfono se me crispaban los nervios por lo que un día exploté.
Si, un día fue demasiado. Cliiiiin cliiiin, sonaba el maldito y lo tuve que asesinar.
Después de cometer el primer asesinato el resto fue cada vez más sencillo. Uno a uno los fui matando sin piedad, sin misericordia.
El resto de las vacaciones las pasé ocultándome de la justicia que me perseguía porque, decía ella, yo era culpable de la incomunicación de los seres.
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