(22/01/2011)
Finalmente había conseguido el trabajo ideal. De lunes a viernes me lo tomaba con calma y los sábados y domingos me quedaba hasta tarde en la cama fumando, devorando libros y viendo tele.
La alta productividad, los premios por presentismo, las gratificaciones extraordinarias, los incentivos; el esfuerzo desmedido en nombre del honor y la virtud; eso, y todo eso, se lo pueden meter bien metido en el culo mientras yo sigo acá en paz, echado, pasando paginas de libros y haciendo estas anotaciones que tanta vida me dan.
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